EL ZORRO

Sólo estimábamos aplicable a la ficción aquella fantasmagórica escena de Guy Williams, de civil, entrando al Bazar Zabel de la mano de Juan Vicente Martínez Belza (Juancho) una tarde de 1978.

La historia me fue revelada cuarenta años después por una empleada del bazar. Williams aceptó firmar autógrafos para los niños en el interior del negocio a cambio de unos pesos (no se pudo saber cuántos) que le pagó el comerciante. Por su parte, Belza agotó el stock de sables, capas y antifaces que había comprado a su proveedor de Capital Federal cuando se enteró de la llegada del héroe más perfecto que produjo Walt Disney a lo largo de toda su historia. La serie invencible.

Cuando llegó a Tandil, Williams había cumplido los 52 años y era la estrella invitada del circo español Real Madrid. Tenía unos pocos kilos de más, el pelo algo encanecido, pero conservaba intacta su magia en blanco y negro. En el epílogo de la función se batió a duelo con el joven actor Fernando Lúpiz, quien cumplía el rol del comandante Monasterio. Una vez que El Zorro derrotó a su partenaire, procedió a quitarse el antifaz ante el deliro y la ovación del público. Hilando muy fino, la concesión de Williams en el Bazar Zabel es la única mancha que podríamos encontrar en toda la impecable trayectoria del romántico justiciero Diego de La Vega.