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El mito que siempre rinde

Nadie sabe a ciencia cierta quién lo inventó, de qué cabeza salió, pero en su momento -digamos durante casi todo el siglo XX- se llegó a la desmesura de que los médicos foráneos lo recomendaran a sus pacientes. Decían que el aire de Tandil tenía propiedades curativas, sanadoras. Aunque parezca mentira, más de cien años después y con la pandemia en el medio, todavía hay turistas que proclaman la certidumbre del mito más apócrifo de nuestra historia.

Todo esto viene a cuento porque ayer, suponiendo que era una patrulla perdida del tsunami turístico de las vacaciones de invierno, charlé con una pareja de bahienses que, de casualidad, me preguntaron cómo se llegaba hasta la Cascada.

La pregunta tenía que ver no tanto con el paseo en sí mismo sino con el lugar donde Raúl y Viviana estaban parando: un complejo de cabañas cercano a la Cascada Bipolar (es una cascada acuática pero sólo en tiempos de lluvia). Los turistas se habían despistado, así que los fui guiando como una suerte de GPS oral. Entonces, mientras les indicaba cómo volver a su cabaña, Viviana empezó a hablar maravillas de Tandil. Y entre las maravillas nombró "el aire".

-¿Qué aire? -le pregunté.

-El aire de acá, el aire de las sierras.

Me dio gracia porque empecé a intuir que el mito trucho más legendario no había perdido vigencia desde que en 1855 un viajero inglés llamado William McCaan llegó a este pueblo en busca de otro mito, el del agujero de las Ánimas, historia que cuenta muy bien en su libro "Viaje a caballo por las provincias argentinas". Ya por entonces se hablaba del aire de Tandil, de su capacidad terapéutica. El mismísimo escritor polaco Witold Gombrowicz, en 1957, llegó aquí por recomendación médica para sanar sus pulmones de una gripe asiática.

-¿Y qué les parece que tiene nuestro aire serrano? -les pregunté.

-Todo el mundo lo dice. Acá hay menos chances de que te agarre el coronavirus.

-¿Cómo?

-Claro. Cuando pensamos en salir de vacaciones empezamos a buscar un destino seguro. Y acá estamos. Sabemos que parando entre las sierras, bien alejados de la gente y respirando este aire increíble estamos más protegidos.

-¿Del covid?

-Sí, obvio.

-Lamento decirles pero tenemos casi 400 muertos por coronavirus -les digo.

Y fue como si les rompiera la cabeza con un martillazo. La maza de la realidad.

Se miran con cierta perplejidad y contraatacan con otra versión del mito: la que dice que la tremenda cantera de tenistas que dio Tandil, con Del Potro a la cabeza, tenía que ver con el aire que se respira entre nuestras milenarias. Les aclaro que ese "mito" se llama el Club Independiente. La conversación entonces deriva a las bellezas de la ciudad, a su increíble naturaleza. Les indico un par de paseos que no han recorrido, pero algo parece haberse quebrado en ellos.

-Lo siento, soy la última persona que se dedicaría a refutar mitos. Diría que todo lo contrario, que invento leyendas. Pero lo del aire de Tandil es el mito más trucho que tenemos en términos de salud.

En medio de la decepción les digo que hay algo a favor.

-¿Qué cosa? -me preguntan.

-El aire de Tandil no hace ni bien ni mal. Es inocuo. Lo que hay que cuidarse es del frío antártico.

-Eso sí que es verdad -dicen y se nota que ya saben lo que es amanecer con el clima bajo cero.

Más tarde descubro que la ciudad, aun después de las vacaciones y en plena semana laboral, sigue colmada de turistas, tal como se observa en los bares, los hoteles y los restaurantes. Como si nunca si hubieran ido, o como si se hubieran quedado a vivir. Antes de despedirse, Raúl me comenta que se están quedando sin pesos y si conozco algún lugar donde cambiar dólares.

-Cuevas hay por decenas -les digo y le recomiendo una que está en torno a la Plaza Independencia.

Se ríen y antes de despedirnos les cuento la leyenda del usurero que tenía una cueva en la Avenida Avellaneda, en los 90, y, fugado, terminó viviendo en un país exótico del Caribe, del cual no volvió jamás. "A todo el mundo le dijo que el aire de Tandil le hace mal, poniendo el mito patas para arriba, pero la verdad es que no volvió más porque a los tipos que estafó lo van a colgar de la Pirámide de la plaza".

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