Baúl de la memoria VOLVER

¡A jugar! Desafío con una caja de Chocolates Mamuschka de Tienda de Azafranes

Hace tiempo en un sitio de internet -Tandil Fotos- apareció el esqueleto de aquella maravilla, el Titanic de las discotecas de los años 80 en la ciudad. El Desafío a la Memoria de esta jornada es sencillo y proclive a los recuerdos: ¿a qué discoteca pertenece la barra que expone la foto? Hay en juego una caja de los deliciosos Chocolates Mamuschka de Tienda de Azafranes, el negocio de Riki Camgros y Paz Vázquez ubicado en 9 de Julio 615

Desde hace muchos años no había noticias respecto al ícono de las discos de los 80. Su fachada derruida y tapiada era lo único que se dejaba ver en medio del desamparo, como la epidermis de los restos mortales de un boliche que marcó una época.

La discoteca que durante largo tiempo regentó el Vasco Anuncibay, y que por su estética estuvo cerca de fundar un concepto en discotecas -como sí lo hizo a fines de los 60 la revolucionaria Grisby de Alberto Cantarelli-, permitió abrir las puertas de una nueva época en el mundo de las discotecas de ese momento histórico de la ciudad.

Luego de algunos pocos intentos por traerla de nuevo a la vida, la disco se llamó a silencio, valga el juego de palabras. Cerrada como una bóveda ninguno de los centenares de habitués que la frecuentaron volvieron a poner un pie en ese ámbito ya alojado en la memoria del pasado, en ese mismo espacio simbólico donde está Isidoro C., Ácaro, Grisby, Circulares, Bracco y otras discotecas que también escribieron su historia.

Pero algo pasó hace un par de años: alguien franqueó la entrada y logró realizar las primeras tomas fotográficas del "buque" insignia de las discos locales. El Titanic musical hundido en las aguas del olvido. En el fondo del mar de lo que ya no es. Esa suerte de ciénaga psicodélica donde yacen los restos de la discoteca. Con la clásica barra de forma espiralada misteriosamente intacta. A cielo abierto, despojada del techo y de buena parte de sus aberturas. Con la cabina del disc-jockey dibujada en la media penumbra fantasmal que las imágenes traen de vuelta como un registro que reverbera y suena a dos voces: entre la nostalgia y la melancolía de palabras susurradas, clásicos musicales, promesas de amor, sueños rotos, íntimos reservados inolvidables y hasta recitales al pie de su pista estridente, su luz negra para los lentos y el fulgor de los espejos. La disco tenía una identidad propia que ninguna discoteca de las que luego vinieron (con la excepción de Woody) tomó como legado. De allí entonces que nos resulte familiar reconocer el lugar aún en medio de la devastación que produjo el paso del tiempo y el mecanismo de la nostalgia que acertadamente describió Gabriel García Márquez: "La memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos, y gracias a ese artificio, logramos sobrellevar el pasado".

Con todos estos recuerdos, la pregunta es:

¿A qué discoteca pertenece la barra que expone la fotografía?

Para las nuevas generaciones que no la conocieron, es lícito copiarse. Se juega hasta el viernes 15 a las 13. El ganador surgirá del sorteo con todas las respuestas correctas. Las mismas deben escribirse al pie de esta nota en la sección Comentarios.

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