-Mirá qué bien lo tuyo -el tono irónico de Roque presupone lo que va a venir

-¿Baja tolerancia a qué?

-Esencialmente a los pelotudos.

Se miran, llaman al mozo y piden mi café. Como despedida, dicen, lo pagan ellos. No son amigos: son personajes de un bar de los pocos que quedan. Es cierto que también se come, o sea que también hay restó, y que hay televisores y todo eso, pero por la mañana ese bar se parece bastante a los bares que uno conoció.

-Veo que venimos cargadito -dice el Tucu.

-No quiero ofenderlos, porque cada uno piensa y hace de su vida lo que quiere. Pero hay cosas que tienen un límite.

-A ver, che, iluminanos. ¿Cuáles?

-Milei, por ejemplo.

-¿Qué pasa con don Motosierra?

-No se hagan los giles. Hasta donde yo sé el Tucu lo vota y vos lo estás pensando, Roque.

-¿Y por eso no vas a venir más al bar?

-No puedo compartir una mesa con dos tipos que avalan a un desquiciado neomenemista.

-¡Pará, che, pará!

-No hay nada personal, pero ya les dije: hay ciertas cuestiones con las que no transo. Si vos, Tucu, lo votás a Milei, sos Milei. ¿Está claro?

-Me parece un tanto autoritaria tu postura.

-No tanto. Se podría decir que es honestidad básica. ¿Ven? Hoy podríamos hablar de Messi y del Loco Bielsa, que son lo único que nos va quedando de una Argentina que no nos avergüence.

-Vos quisiste hablar de Milei, te recuerdo...

-No quise. Fijé una posición, una decisión tomada. No comparto la mesa de un bar ni ninguna otra mesa con gente que vota a ese esperpento colmado de violencia que propone la venta de órganos, la venta de bebés, dice que la justicia social es una infamia y arguye la tesis del genocida Massera sobre los "excesos" del terrorismo de Estado. Y ayer nomás, una infradotada que será diputada de la Libertad Avanza, dijo que presentará un proyecto para que los hombres renuncien a la paternidad. ¿Te parecen pocas razones? Y vos, Tucu, ya me dijiste que lo votaste en las primarias. Y vos, Roque, lo estás pensando, lo cual para mí es lo mismo.

-Advierto un encono ideológico con Javier... -Roque nunca se priva de su sarcasmo, pero que un tipo llame por su nombre al candidato, a quien no conoce ni conocerá jamás, hace aún más chocante esa cercanía.

-Tal vez y será porque yo veo algo que vos no ves. O que si ves no te dan las pelotas para legitimarlo en el plano consciente: Milei es Videla.

-¿Videla?

-Sí, Videla. Su reencarnación civil, si querés. Es un Videla cultural que disimula su genética videlista. Pero está claro, por todo lo que hace y dice, que no es Benito Lynch (h) su musa de inspiración liberal ideológica. Es Videla. Por todo eso, muchachos, ha sido un gusto conocerlos pero hasta acá llegamos.

Llega Marcos con mi café. Lo tomo de un sorbo. El Tucu dice algo así como que ya se me va a pasar. Roque atina a hacer una pregunta que hoy no tiene respuesta: pregunta qué pasa si Milei no gana en primera vuelta.

-No importa. Entrará al balotaje y para el caso es lo mismo. Es más, gane o pierda tampoco volveré a la mesa por la sencilla razón de que uno básicamente en la vida está solo, y las pocas veces que está acompañado pretende hacerlo con gente que no represente su antítesis. Pero hay algo más.

-¿Qué más, señor sabelotodo? -Tucu mira el reloj, espera que abra el banco.

-Que ese esperpento que vos vas a votar el domingo te va a hacer puré tu bolsillo, tu economía, y dentro de un tiempito me vas a parar en la calle y me vas a decir que yo tenía razón, que otra vez nos cagaron, que estás arrepentido y la mar en coche. Porque eso es lo que va a pasar. Y yo ya sé en ese preciso momento qué es lo que te voy a decir, a dónde exactamente te voy a mandar... Te voy a mandar a la co... Pará, mejor mirá en la tele "Nada", la serie de Brandoni y De Niro. Y ahí fíjate con qué gracia el gringo De Niro pronuncia ese argentinismo que remite a la íntima genitalidad de la lora. A ese lugar te voy a mandar, Tucu. Y lo tendrás bien merecido.