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48 puntos de rating y el Sifón en pelotas

Había dicho que no iba a volver al bar después que Milei ganó la PASO y cumplí, pero hoy pasé frente a la ventana y ahí estaban el Tucu, mileista de la primera hora, y Roque, entonces me tomé tres minutos, entré y les dije que en adelante, si querían, me buscaran en el bar de Oscar, frente a la Plaza Moreno.

Fue como si le hablara a la luna. Sobre todo por la cara del Tucu, algo fosilizada, como si arrastrara la resaca de una mala noche. Aunque la cargada es intrínseca a la argentinidad, y frente a la cara llena de dedos que se llevó Milei del debate, preferí no pegarle al caído y le dije al Tucu que se calmara puesto que podría haber sido peor.

-¿Peor? -dijo Roque, que hasta hace veinte días no sabía a quién votar, es decir que navegaba en las confusas aguas de la indecisión, se estiró en la silla y me pidió que me sentara, que él invitaba el café.

A los tres nos gusta el boxeo y sabido es que este deporte, tan ninguneado por las almas bellas, es pródigo en metáforas.

-Esperaba -dije- un primer round como el mejor de toda la historia del box...

-¡Exacto! El round de Hagler con Hearns en Las Vegas, se dieron con alma y vida. Las Vegas, 1985 -precisó Roque.

-Pero eso no ocurrió. La paliza se la llevó uno solo.

El Tucu seguía en silencio. Cuando llegó el mozo pidió otro café doble. Era evidente que había dormido mal y que de aquel triunfo sorprendente del esperpento motosierra en las PASO hasta hoy había pasado una eternidad y las cosas estaban muy peleadas.

-Milei estuvo algo apichonado, es cierto -concedió-, pero porque lo suyo no son las palabras. Lo suyo es la acción.

-Más que apichonado en un par de rounds estuvo groggy. Por ejemplo cuando en su defensa de la Tatcher comparó a la guerra de Malvinas con un partido de fútbol. ¿O no te acordás de los 300 marinos que se murieron en el Belgrano?

-Fue un momento penoso -dijo Roque frente al silencio glacial del Tucu.

-Ahí, en ese minuto exacto del round, Massa tuvo el nocaut. La piña demoledora con que Monzón demolió a Benvenutti, pero lo dejó pasar.

Hundido en un pozo de silencio, el Tucu parecía un calco de su héroe: nos cedía la palabra.

-Sabemos que en el boxeo el que gana el centro del ring casi siempre se lleva la pelea. La iniciativa la tuvo Massa, sobre todo en la primera parte. Tuvo a su partenaire a la defensiva, acorralado y hasta hubo un momento tenso y bizarro, cuando le pidió a Milei que le cuente a la gente lo que le había pasado en el Banco Central.

-¡Eso fue un golpe bajo! -reaccionó por fin el Tucu.

-En el límite del cinturón, es cierto, pero lo dejó atontado -dijo Roque.

-Le hizo reconocer a Milei que le habían bochado una pasantía en el Banco Central...

-Un fracaso lo tiene cualquiera, me pareció correcta la respuesta del León... -dijo el Tucu.

-Claro, pero lo sorpresivo fue cuando Massa sacó de la galera un conejo llamado Freud...

-¿Qué? ¿Quién? -el Tucu quedó con el pocillo de café suspendido a cinco centímetros de la boca.

-Sigmund Freud, padre del psicoanálisis. El bochazo de la pasantía no fue una chicana más. Porque al toque le dijo a Milei eso de que no podía dinamitar el Banco Central porque a él le había ido mal ahí adentro. ¿Vieron que quedó shockeado? Y eso era lo que buscaba Massa: que los televidentes vean a un tipo congelado por la adversidad. Con cierto cinismo, hay que reconocerlo, Massa le dijo que él había aprendido de sus fracasos. Pero lo que buscaba el golpe al hígado fue precisamente eso: no sólo deschavar que a Milei le bocharon una pasantía en el Central, cosa que por otra parte lo descolocó de manera evidente, sino decirle a la gente que la psique de un tipo así no puede gobernar la Argentina.

-Vos sos un retorcido, a eso viniste, a hincharme las pelotas...

-No volví, Tucu, pasaba por la vereda y Roque me llamó. Pero sabés cuál fue el mayor éxito de Massa, lo más increíble de todo: hacer desaparecer del debate la inflación, la economía detonada, todo eso que increíblemente dejó pasar tu libertario de la motosierra. Mal preparado, incómodo, castificado por Macri, que todo lo que toca lo hunde, fue a debatir contra un profesional de la política. ¿Te creés que eso sale gratis?

-Por supuesto. ¿O vos sos de lo que pensás que un balotaje se gana o se pierde por un debate pedorro?

-48 puntos de rating tuvo. ¿Sabés cuando midió la final del Mundial entre la Argentina y Francia? 55. Tan pedorro no me parece.

-No importa. ¿Sabés qué? El domingo vamos a ganar igual, porque así lo dicen las fuerzas del cielo.

El Tucu se levantó y fue al baño. De la memoria remota de su paso por el Colegio San José, Roque me recordó la figura de José Caceres, del Sifón, el cura que nos enseñaba historia en el colegio.

-¿Te acordás? Siempre nos daba la clase con su libro. Y nosotros le decíamos Adán, porque si le sacabas la hoja se quedaba en pelotas. Bueno, eso fue Milei anoche. El Sifón, Adán. Y los dos juntos en pelotas.

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