HISTORIAS DESDE EL BAR IDEAL VOLVER

El padre, el hijo, el shopping

Es el 25 de mayo. Parecen padre e hijo y tal vez lo sean. El padre entre los cuarenta y cincuenta. El chico no llega a veinte. En una de las redondas mesas ubicada sobre el ventanal que da a Pinto, ambos semblantean la mole de cemento que tienen enfrente. El padre la da el nombre de lo que alguna vez fue: el Banco Comercial. El hijo no sabe qué es eso: a fines de los 90, cuando el Banco cerró, él no había nacido. Ahora lo que ve, desde hace cuatro, cinco y hasta seis años, es un edificio en construcción. Del Comercial queda la cáscara. Por adentro se retuerce, encerrado en una suerte de útero de cemento, un ser que parece negarse a salir a la vida.

-Este chópin es una joda -dice el pibe, como cargándolo al padre, como si entre el pasado y el futuro ahora quedara esto: un chiste entre un padre y un hijo.

A falta de más datos hay que imaginar la escena. Un chorro de luz blanca penetra en la atmósfera del bar y destella sobre las mesas. Como empezó a hacer frío, afuera la gente camina más rápido.

Hay que imaginar, entonces, una despedida. El chico se va de viaje, tal vez vuelve a La Plata, donde estudia. El padre lo está despidiendo. Un café, una charla y en minutos cada uno seguirá para su lado. El padre le ha hecho más fácil la vida. Mientras pueda, le debe haber dicho, te banco la carrera. Por ahora puede. Le ha alquilado un departamento, le ha hecho una extensión de su tarjeta de crédito, y lo único que le ha pedido, obviamente, es que estudie. El hijo estudia, debe estar por el segundo año, encaminado, sin problemas.

Será por eso que ahora, ligeros, despreocupados, mientras desayunan sin apuro, la charla se ha deslizado a eso que, enfrente, no termina de resolverse: el ex banco, el Paseo del Banco, el Shopping infinito.

El padre tiene fe. Se le viene a la mente una comparación algo absurda: "Si llegó McDonald's, ¿cómo no íbamos a tener un shopping?", piensa. Pero claro, el hijo ha visto crecer la obra de manera tan lenta, que -le dice al padre- el lugar está igual a cuando juntos fueron a festejar la Copa del Mundo que Argentina ganó en Qatar.

-Igual no -dice el padre-, sacaron los andamios.

El pibe bebe hasta la última gota de su jugo de naranja, el padre su café doble. Piden la cuenta, paga el padre y cuando se empiezan a ir, el hijo, socarrón, chicanero, le dice a su viejo.

-¿Cuándo termine la carrera y vuelva a Tandil habrá abierto el shopping?

APORTA TU PENSAMIENTO

Los comentarios publicados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de sanciones legales.

Últimas noticias

Artículos

Zapatos

28/04/2021

leer mas

Historias

"Bon o Bon", a pedido

08/05/2021

leer mas