Historias desde el Bar El Ideal VOLVER
Solo, en una mesa de la ventana que da a Rodríguez, con su café y su medialuna está Pascual Pina. Es un sobreviviente del Tandil de los años felices, pero también de -cómo llamarlo- ese desconecte neurológico tan temido. El primero le sobrevino haciendo lo que más ama, el teatro, en plena actuación. Quedó algo ladeado y en blanco. El público pensó que estaba haciendo un chiste y se rio, pero entre los espectadores había una médica del Hospital que se dio cuenta lo que estaba pasando, intervino y ese actuar rápido fue fundamental para salir del trance sin mayores consecuencias.
Luego ocurrieron otros dos episodios que lo tienen con la guardia alta, es decir atento a lo que puede venir. Lo veo, lo miro de arriba abajo, lo escucho: tiene la lucidez y el humor que siempre lo acompañaron, por lo tanto me decido a comentarle que ha tenido mucha suerte.
-Otros no la contaron, Pascu.
-Es cierto, es cierto -me dice.
Hablamos del teatro, de Discépolo (quería hacer una obra que antes se le ocurrió a otro), de la miseria del dinero que ganaron los pibes campeones de la Copa País, de su amado Racing (cree que Costas se va a quedar), hasta que no sé muy bien por qué vuelve el tema del ACV y me cuenta algunos detalles del último episodio.
Le agarró tomando un café en un bar de una estación de servicio, mientras charlaba con un amigo. Se le empezó a endurecer el brazo izquierdo y a sentir que la mano se le convertía en un adoquín. El amigo se dio cuenta y lo llevó de raje al Hospital. El médico que lo atendió le disparó las preguntas típicas para saber si estaba enfocado: quién era, dónde vivía y en qué año estábamos.
Entonces Pascual, sacando de la galera el chiste en el momento menos pensado, respondió.
-Estamos en el año 2025. ¿Todavía sigue Milei?
Nos reímos. Hablamos de la ciudad del siglo XXI, la que hoy tenemos, la que se nos vino encima. Le digo que en varias cositas al Tandil actual se lo regalo con moño y todo.
-Y yo te ayudo a ayer a hacer el paquete -dice Pascual, termina el café y sigue su camino.
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